Yo también creo que es el personaje, el mejor trabajo de su vida de actor hasta ahora. Hablo de Miguel Ángel Silvestre, trasmutado en un Pablo Ibar en la serie que cuenta la historia del preso ‘En el corredor de la muerte’, que se puede ver de un tirón, que es lo que pide el espectador, este espectador, si tiene la tentación de ver qué pasa con un material conocido y cuyo final también, hasta ahora, se conoce.

Vayamos por partes. ’En el corredor’ de la muerte aborda la impotencia de un reo de raíces vascas condenado a la pena de muerte en EE UU por un crimen que, según todos los indicios, no pudo cometer.

La condena se basa sobre todo en el supuesto parecido de Pablo con una foto de vídeo tomada la noche del crimen en casa delos asesinados -un hombre y dos mujeres-.En el corredor de la muerte está basado en el libro de Nacho Carretero.

La miniserie es de cuatro capítulos, y en ella van quedando claras algunas cosas. Queda claro que la suerte es fundamental en la vida, que el tesón es fundamental, que la lucha te puede sacar del corredor de la muerte, que el sistema judicial norteamericano es una caca porque si no tienes dinero, apaga y vámonos, que una historia conocida si se trata como es debido puede ser llevada a la pantalla, que el «cubano» Miguel Ángel Silvestre es un cubano de pura cepa, que el amor lo puede todo, y que el de la novia y luego esposa Tanya -la inmensa actriz puertorriqueña Marisé Álvarez hace también un trabajo diez- es un amor por encima del mundo, que Bambú Producciones ha vuelto a firmar un trabajo impecable, que la ambientación es poderosa-entre Madrid y Colombia- y que Movistar, la plataforma que lo emite y produce, va almacenando tesoros.