Entrevista | Pablo Jorge Pérez Cardiólogo del Hospital Universitario de Canarias

Pablo Jorge Pérez: «Ha bajado la incidencia del shock cardiogénico, pero no la mortalidad»

El doctor Pablo Jorge Pérez participó en el 21º Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica y Críticos Cardiovasculares, una cita que acogió el Palacio de Congresos de Canarias entre el jueves y el viernes

El doctor Pablo Jorge Pérez, este martes, durante la celebración del simposio en el Palacio de Congresos de Canarias.

El doctor Pablo Jorge Pérez, este martes, durante la celebración del simposio en el Palacio de Congresos de Canarias. / J. Pérez Curbelo

La mejora del abordaje del shock cardiogénico ha sido uno de los ejes principales de este simposio. ¿Por qué se caracteriza esta situación clínica?

El shock cardiogénico es, básicamente, una de las presentaciones más graves del infarto agudo de miocardio. Los problemas relacionados con la enfermedad coronaria son la causa principal de mortalidad en Canarias y en el resto del país. Hay que señalar que el shock cardiogénico, dentro del infarto de miocardio, es una presentación muy grave y muy brusca que tiene una tasa de mortalidad que ronda entre el 40 y el 50%. Por tanto, si un infarto desarrolla un shock cardiogénico, las posibilidades de sobrevivir se reducen a una de cada dos. Esto ocurre desde hace más de una década. Hemos mejorado el reconocimiento, la asistencia y el pronóstico del infarto con las redes asistenciales, el código shock y con la capacidad de poder abrir una arteria del corazón lo antes posible, pero, a pesar de todo esto y aunque ha disminuido la incidencia, la mortalidad sigue siendo la misma. Por esta razón, tenemos que asumir el reto de mejorar la supervivencia. 

¿Puede llegar a afectar a otros órganos?

Sí. De hecho, el shock cardiogénico es un fallo del corazón que hace que sea incapaz de bombear la cantidad de sangre que necesitan los órganos para funcionar, lo que puede causarles daños. Por tanto, el riesgo que tiene el shock cardiogénico es el desarrollo de una afectación multiorgánica y una inflamación general que empeora mucho el pronóstico y aumenta la mortalidad. 

¿Cuáles son los tratamientos y los recursos más novedosos que permiten mejorar el pronóstico de los pacientes?

Existen dos puntos claves. Por un lado, se encuentra la organización del trabajo en equipos y redes de shock. Gracias a esto, si una persona está en una isla no capitalina, por ejemplo, es posible identificarla y tratarla con el mejor de los cuidados, ya sea en ese mismo centro o trasladándola a otro que disponga de unos recursos mejores. En este aspecto incluimos también el acceso a la revascularización para practicar un cateterismo de forma precoz. Por otro, los dispositivos de soporte circulatorio que en los últimos meses han demostrado tener evidencia científica para mejorar el pronóstico, pues son capaces de suplir la falta de bombeo del corazón durante un tiempo para que este pueda ir mejorando poco a poco. 

«Con el aumento de la esperanza de vida, ha cambiado el perfil mayoritario de pacientes afectados»

Precisamente, una de las principales demandas de los profesionales es que los hospitales se organicen en redes de asistencia al shock. ¿Cómo avanza Canarias en este sentido?

Todos los hospitales del Archipiélago deberían contar con un protocolo de actuación para asistir a los pacientes que sufren un shock cardiogénico y aplicar todos los tratamientos necesarios de forma precoz para mejorar el pronóstico. Ahora bien, en Canarias, desde hace unos meses, las diferentes sociedades científicas que nos implicamos en el manejo del shock cardiogénico -Cardiología, Medicina Intensiva, Anestesiología, Enfermería, Cirugía Cardíaca, Urgencias y Emergencias- nos hemos reunido y hemos tratado de comunicarnos con la Administración, ya que consideramos que debe ser parte de una organización asistencial equilibrada en todas y cada una de las islas. La realidad es que el trabajo en redes se hace a nivel interno en cada hospital y, ahora mismo, hay comunicación entre todos para trasladar a los pacientes. Sin embargo, creo que es necesario mejorar el acceso y la comunicación. 

¿Cuál es el perfil poblacional más afectado?

Con el aumento de la esperanza de vida, estamos registrando un cambio en el perfil mayoritario de pacientes que sufren este cuadro clínico. Hasta hace unos años, lo conformaban los varones de entre 50 y 65 años que habían sufrido un infarto agudo de miocardio como consecuencia de la oclusión de una arteria coronaria. Como se tardaba más tiempo en acceder a la revascularización, desarrollaban el shock cardiogénico. Ahora, la incidencia de ese tipo de shock ha bajado gracias al acceso temprano a los laboratorios de hemodinámica, y estamos encontrando un perfil de shock cardiogénico relacionado con la insuficiencia cardíaca, sobre todo en hombres de entre 60 y 70 años. 

La cardiopatía isquémica también ha cobrado protagonismo en el simposio. ¿Por qué se produce?

La cardiopatía isquémica es, en realidad, cualquier alteración en las arterias coronarias que provoca falta de oxígeno y riego en algún área del corazón. Esto se puede producir como consecuencia de la enfermedad aterosclerótica y por factores de riesgo. Su forma más aguda de presentación es el infarto de miocardio, pero también puede manifestarse con una angina progresiva, un shock cardiogénico o una parada cardíaca. 

Por tanto, ¿el shock cardiogénico se engloba dentro de la cardiopatía isquémica?

Sí y no. La forma más frecuente de shock cardiogénico es la cardiopatía isquémica, pero a veces el shock cardiogénico va de la mano de la insuficiencia cardíaca, que a su vez puede tener o no relación con la cardiopatía isquémica. Estamos ante un puzzle muy difícil.

Entonces, ¿estos pacientes pueden ser candidatos a un trasplante cardíaco?

Por supuesto, pero solo un 5% de los pacientes con shock cardiogénico llega a necesitar un trasplante en la fase aguda. En nuestra comunidad autónoma ya hemos realizado trasplantes a pacientes en shock cardiogénico. Por suerte, en Canarias contamos con el Programa de Trasplante Cardíaco en el Hospital Negrín, una iniciativa que arrancó hace poco más de cinco años y que funciona muy bien. Esto es posible por dos factores fundamentales: el apoyo de la Administración al proyecto y el liderazgo compartido entre los que participan en el programa, ya que han sabido entenderse a la perfección y han puesto al paciente en el centro de la asistencia. Todos los sanitarios de la región estamos muy orgullosos y podemos presumir de un gran prestigio a nivel nacional. 

¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más prevalentes en las Islas?

La cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca, la estenosis aórtica y la fibrilación auricular. Estas cuatro entidades son las más prevalentes y las que más influyen en que la mortalidad cardiovascular sea la primera causa de muerte en nuestro país. 

¿Qué otros aspectos importantes se han puesto de relieve en estas dos jornadas?

En este encuentro, también hemos querido poner en valor el papel del personal de enfermería. Y es que es absolutamente necesario contar con profesionales formados en el cuidado, mantenimiento y la mejora de los pacientes críticos cardiológicos. El colectivo desempeña un papel esencial, por lo que este congreso no solo ha contado con los médicos, también con los enfermeros.

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