Opinión | A babor

Detrás de Palestina

Manifestación de apoyo a Palestina en Madrid

Manifestación de apoyo a Palestina en Madrid / SERGIO PEREZ

Ignoro cuántos muertos ha provocado ya esta guerra, ni tampoco me atrevo a señalar un único culpable. Es una historia que viene de muy muy lejos, y en la que se entrecruzan dos formas de barbarie: la de quienes asesinan sádicamente ante las cámaras de su móvil y presumen de hacerlo, y la de quienes matan sin piedad, de forma sistemática y pretendidamente quirúrgica, a cualquiera que el logaritmo permita considerar como daño colateral para la eliminación física de un terrorista.

Yo no creo que la estadística de las muertes defina necesariamente la maldad de unos y de otros, lo que creo es que a quienes sientes más próximos puedes y debes exigirles más. Dicho eso, me alegra que el PP haya decidido recordar su postura favorable a la solución de los dos Estados, que es la única que podría evitar la continuidad de la muerte como única política entre palestinos e israelitas. Comparto también la idea de que si uno de los dos Estados persigue acabar con el otro, esto no se va a parar tampoco. Pero el reconocimiento del Estado palestino es un paso inevitable y conveniente: las dos cosas. Israel debería comprenderlo y aceptarlo.

El PP ha registrado una moción con la que se adelanta a la decisión unilateral (como todas las suyas) del presidente Sánchez, pidiendo que la Cámara reafirme en una votación que es partidaria del reconocimiento del Estado Palestino. Y digo reafirme” porque este asunto que ahora ha querido capitalizar Pedro Sánchez, ya fue planteado por el Congreso a finales de 2014. Ocurrió durante el mandato de Rajoy, cuando se aprobó con un solo voto en contra una proposición no de ley pidiendo que el Gobierno de España reconociera Palestina como Estado. La decisión fue aplaudida por Palestina, a pesar de que la propuesta incorporaba dos cautelas fundamentales: que la decisión se materializara preservando el interés y aspiraciones del Estado de Israel, y que se ampliara a un acuerdo de los socios europeos. España no fue la primera nación europea en plantear el asunto: ya lo habían hecho Irlanda y el Reino Unido pre-brexit, y poco después lo haría Francia. Pero no se avanzó mucho más allá.

El PP quiere una reafirmación de la apuesta por los dos Estados que implique a todas las fuerzas de la Cámara, coordinando esa acción con Europa y dejando claro que debe incorporarse un reconocimiento explícito a la legitimidad de Israel. Lo que se pretende es evitar que la decisión de Pedro Sánchez de reconocer Palestina como Estado de forma unilateral antes de verano, bloquee el consenso necesario que requiere la política exterior. Por eso piden una reafirmación del acuerdo adoptado hace diez años, evitando la precipitación de la nueva propuesta, que ha sido avalada por la izquierda, pero no ha logrado demasiados apoyos europeos.

El más importante de los obtenidos por Sánchez, fue el del ex premier irlandés Leo Varadkar, que –hace tan sólo un mes– anunció su dimisión irrevocable tanto al frente del Gobierno irlandés como de su partido, el democristiano Fianna Fail. Varadkar justificó entonces su retirada de todos sus cargos –que supuso una sorpresa para todo el mundo similar a la del anuncio realizado la pasada semana por Pedro Sánchez– alegando motivos políticos y personales, aunque nunca aclaró cuales fueron esos motivos.

Entre las hipótesis planteadas entonces se barajaron el fracaso del Gobierno al intentar incorporar a la Constitución una nueva definición de familia, una iniciativa de Varadkar, el primer jefe de Gobierno de Irlanda abiertamente homosexual. Otras hipótesis se centraron en la presión que se vio forzado a soportar desde EEUU –muy presente en la política interior irlandesa- e Israel, por su postura favorable a la creación del Estado palestino.

El anuncio del PP español de que mantendrá su apoyo tradicional al reconocimiento de Palestina, pero buscando mayor consenso interno y externo, encierra una condena implícita a la falta de apoyos de peso a Sánchez en su iniciativa, y al hecho de que se produzca en un momento de gravísimo conflicto regional –probablemente uno de los más delicados desde la fundación del Estado de Israel– en el que no se perciben posibilidades reales de que la guerra concluya.

El PP quiere un acuerdo suscrito por toda la Cámara y con respaldo europeo, y señala la confusión que provoca en Europa que la propuesta de Sánchez se produzca después de que Israel llamara a consultas a su embajadora en Madrid por las declaraciones de Sánchez sobre Israel, y también que su fracasada ofensiva diplomática en Europa sea celebrada como «clara y audaz» por los terroristas de Hamás. Y es cierto que es difícil que con tales credenciales, la propuesta de Sánchez avance más allá de nuestras fronteras.

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