El vino es considerado por sus amantes como un arte. Este mundo se divide entre los que se lo beben sin más y aquellos que buscan encontrar hasta el último matiz de esta bebida. En el grupo de los segundos, hasta el más mínimo detalle es importante.

Uno de esos detalles es la copa en la que lo servimos o la cantidad que echamos en su interior. Existen distintos tipos de copa, como puede ser la borgoña, la pompadour o la tulipa. Si el vino lo sirves al público, lo suyo es siempre poner un poco para que el comensal lo pruebe.

Una vez realizado esto y haber obtenido la aprobación, se suele servir unos 150 mililitros en la copa. Esta medición es popular para los vinos de mesa y que acompañan durante una comida, como pueden ser los crianzas, los reservas, los gran reservas, etcétera.

Brindis con vino blanco E. D.

Las botellas de vino contienen, las habituales, unos 750 mililitros, por lo que con esta medición podemos rellenar hasta cinco copas durante un almuerzo, cena o piscolabis.

Vinos especiales

Saliéndonos de esta medición, existen algunos vinos especiales, como el Jerez, el Oporto o el Pedro Ximénez. Aquí la regla cambia, y se permiten mayores licencias debido al tipo de vino que es.

En estos, se suele servir en copas pequeñas, sirviendo en torno a los 90 mililitros. Pese a las diferenvias entre ellos, donde el Jerez es seco y tiene un sabor potente o el Oporto que es más dulce y está hecho para ser degustado, comparten esta característica.