Una revisión no demasiado brillante, pero con un nivel de dignidad estimable, de un suceso bélico de enorme trascendencia que constituyó un punto y aparte en la evolución de los acontecimientos en la II Guerra Mundial.

La batalla de Midway en efecto se convertirá en 1942 en factor determinante de lo que estaba por venir, de modo que la suerte de la guerra cambió de forma radical cuando la armada imperial nipona, convencida de que la victoria estaba al alcance de la mano, volcó todo su ingente poderío naval sobre unos Estados Unidos que todavía no habían superado los estragos y el dolor del ataque sorpresa de que fueron objeto apenas seis meses antes en otro punto clave del Pacífico, Pearl Harbour.

Sobre un guión minucioso, aunque un tanto superficial, que se basa en hechos y personajes reales de Wes Tooke, responsable de la serie de televisión Colony, se ha diseñado un producto bélico que supone una nueva versión de estos hechos, que recogió Jack Smight en 1976 en La batalla de Midway, con nombres en el reparto de la talla de Robert Michum, Henry Fonda, Glenn Ford y Charlton Heston.

La nueva película combina la espectacularidad de los ataques aéreos, presentados con unos magníficos efectos visuales, con el drama de unas víctimas que entregarán en muchos casos sus vidas para hacerse con una victoria que parecía una meta imposible.

En este sentido, el relato estructura a los personajes en tres niveles, dos en el lado estadounidense, el de los oficiales que ostentan el mando y el de unos soldados que son conscientes, como lo expresan cuando se comunican con sus familiares, de que van a luchar hasta el límite para conquistar una victoria casi imposible, y un tercero en el japonés, centrado totalmente en unos mandos que van a ser testigos de una de las derrotas más dolorosas del imperio del país del sol naciente. Con estos planteamientos, la crónica de esta batalla consigue sostenerse en pie y motivar a los personajes para que conecten en alguna medida con el público. Es aquí, en el factor dramático, donde los logros son más reducidos y donde se han suavizado las aristas de la guerra.