Espacio Bronzo lanza a través de Internet la exposición El cuerpo infinito, de Ana Lilia Martín a partir de este martes, 7 de abril. Así, el público tendrá la oportunidad de conocer la propuesta de la escultora palmera a través de los sitios de la sala lagunera en las redes sociales Facebook, Instagram, Youtube y Twitter. La iniciativa pretende mantener viva la exposición al tiempo que constituye una colaboración con la ciudadanía, ya que aspira a facilitar el disfrute del arte en estos difíciles tiempos de confinamiento.

De esta manera, el equipo de Esculturas Bronzo, la artista, Ana Lilia Martín, los poetas que colaboran en la exposición y en el catálogo de El cuerpo infinito -Cecilia Domínguez Luis, Félix Hormiga y Roberto Toledo Palliser-, y, en algunos casos, el fotógrafo Raúl Santana unen esfuerzos para sumarse a las campañas #yomequedoencasa y #arteencasa.

La iniciativa ofrece al público imágenes estáticas de la obra montadas en vídeos de corta duración y realizados a propósito con un formato y una estética casera. Los poemas en las voces de sus autores, Cecilia Domínguez Luis, Félix Hormiga y Roberto Toledo Palliser, sirven de sugerente soporte sonoro a la muestra de las fotos -muchas de ellas, obtenidas de manera urgente con un teléfono móvil antes del cierre de la sala, aunque en alguna ocasión se ha recurrido a las fotos de Raúl Santana realizadas para el catálogo-.

Se trata de más de 20 videos muy cortos a los que se suman otros dos, unos minutos más largos, a cargo de Ana Lilia Martín, quien presenta dos introducciones a la exposición; la primera, con un texto descriptivo y la segunda, con referencias sutiles en las que sugiere ciertas claves al público, como una invitación y un estímulo para que aborde las piezas con el afán de apropiarse de ellas y desentrañar emociones y significados.

"Hemos escogido este formato casero y de urgencia para diferenciarlo plenamente de la exposición; queremos que el público se acerque a la propuesta de Ana Lilia Martín en este momento de confinamiento, pero también lo invitamos a que visite la sala en cuanto se superen las limitaciones de movimiento, porque la experiencia del contacto con la condición material de cada pieza es insustituible", explica Ventura Alemán, portavoz de Esculturas Bronzo.

Igualmente, Espacio Bronzo prevé convocar al público cuando así sea posible para la presentación del "maravilloso catálogo elaborado por Ana Lilia Martín, con los poemas de Domínguez Luis, Hormiga y Toledo Palliser y las fotos de Santana; será una buena manera de entrar de nuevo a una vida que sabemos que será diferente a lo conocido y que va a requerir mucho del arte y la cultura en general, como ya estamos viviendo en estos momentos de cuarentena", añade Alemán.

En El cuerpo infinito, la escultora palmera desarrolla su indagación sobre el cuerpo humano con 26 piezas realizadas en diferentes materiales -gres, resina, pasta de arcilla...- y una instalación de dibujo sobre papel vegetal. Se trata de modelados del cuerpo humano, como es tradicional en la trayectoria de la escultora, que siempre ha trabajado sobre este motivo. En esta ocasión, las obras siguen la línea desarrollada por Martín más recientemente, un trabajo mixto o de simbiosis entre el cuerpo y la naturaleza, por lo que las piezas semejan híbridos entre humanos y elementos vegetales u objetos encontrados.

"La creación de Ana Lilia emana de la experimentación, la búsqueda de lo humano en franca y profunda relación con otros materiales, vegetales o no orgánicos, una relación umbilicada, un reparto de vida que actúa sobre la suma", asegura Félix Hormiga en uno de los textos que acompañan al catálogo de la exposición. Hormiga se refiere a las piezas de El cuerpo infinito como "el nacimiento de una nueva primavera".

A propósito de la propuesta de Martín, el crítico destaca que "el ser humano puede sentir el viento de otra manera, por el mover de las hojas o el campanil de los pistilos de una flor que, de manera determinante, es él. Y él y el árbol, o lo que partiera del holismo creador de Ana Lilia, son un único ser, comparten un mismo latido y el flujo de la sangre y la savia que recorren esa entidad nueva en la que se han convertido". Así, ante la mirada del público, "el mundo cambia, de igual manera que ha cambiado la realidad para estos nuevos seres".

"Aprender a pronunciarnos sin palabras es la odisea que nos propone Ana Lilia Martín", apunta en el mismo catálogo Roberto Toledo Palliser, quien refiere también esta otra propuesta de la escultora: "transformar la mirada o el tacto en ensoñaciones que narran el vuelo silencioso del espíritu en busca de un cielo que sostenga sus alas, no con la invocación de las palabras, sino con las potencias de su arte creativo, esculturas surrealistas que acarician nuestro inconsciente, invitándonos a transitar lo onírico para recuperar, como en la infancia, el agua de la vida".

A juicio de Cecilia Domínguez Luis, las esculturas de Ana Lilia Martín obligan al público a "imaginar, a reconstruir el resto, a partir de nuestra propia concepción de la naturaleza humana", de forma que la autora "nos invita a detenernos ante ellas y a reflexionar sobre nosotros mismos. La escultora apuesta por una mirada que nos desnuda y, al mismo tiempo, nos confirma en la vida, que se convierte en esperanza de futuro en esas mujeres embarazadas, en esas cabezas de las que surge un mundo vegetal: ramas, hojas, flores. Todo un anuncio, una promesa de un renacer".